El aislamiento puede ser una gran oportunidad para conectarnos A través del cuidado mutuo y la responsabilidad social.
La Dirección General de Escuelas (dge), a través de una guía elaborada por el equipo de la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario a las Trayectorias Educativas (DOAITE) y con la colaboración de profesionales de la Universidad Nacional de Cuyo, brinda consejos para transitar el aislamiento de la mejor manera posible.
En este informe sobre la intervención en crisis, especialistas ofrecen algunas cuestiones de importancia para afrontar la situación.
Ante todo, es de suma importancia empezar a anticiparles a nuestro psiquismo y a nuestras emociones que el aislamiento en nuestras casas puede durar varios días. La palabra aislamiento implica varias cuestiones, pero consideramos que estar aislados, en este caso en particular, implica estar conectados respecto de la responsabilidad social de cuidarnos mutuamente.
¿Por qué es importante anticiparle a nuestro psiquismo que es probable que debamos quedarnos en casa varios días? Fundamentalmente, porque la anticipación nos ayuda a organizarnos. Estar organizados nos ayuda a pensar con claridad y pensar con claridad nos ayuda a mantener la calma.
En situaciones de crisis, generalmente un evento irrumpe de forma imprevista en la regularidad de la vida cotidiana y deja a las personas en un estado de impacto emocional. Este se expresa a través de sentimientos de angustia, miedo, pensamientos confusos, parálisis emocional, enojo, frustración, entre otras manifestaciones que son absolutamente normales.
Cabe preguntarse entonces si para nosotros la medida del aislamiento es un evento repentino e intempestivo. La respuesta es que si bien esta situación ha roto la regularidad de nuestra cotidianidad, ya la habíamos contemplado como una posibilidad a partir de la información que llegaba desde otras partes del mundo, y hemos tenido tiempo para asimilar recomendaciones de higiene y de salud física para enfrentarla.
Recomendaciones emocionales
Primero, darnos el tiempo para asimilar lo que está sucediendo, darnos el tiempo para conectar con lo que esta situación nos hace sentir.
Preguntarnos cuáles son los sentimientos que tenemos por estar en aislamiento. Una vez que ya sabemos cómo nos sentimos, podemos empezar a pensar qué hacer para nuestro bienestar.
Por ejemplo:
- Planificar actividades que puedan llevar a cabo las personas que conviven.
- Mantener, en la medida de lo posible, una rutina de horarios. Por más que no estén yendo a trabajar ni los niños estén yendo a la escuela, es necesario que tengan horarios medianamente rutinarios. La organización ayuda a que se establezcan rutinas y esto nos tranquiliza, ya que estamos acostumbrados a saber qué sigue un día después de otro.
- Puede ser de gran utilidad ponernos pequeñas metas diarias. Estas metas pueden ser desde ordenar algún cajón de la alacena hasta llamar todos los días a un ser querido para preguntarle cómo ha estado.
- Hacer ejercicio siguiendo videos de YouTube o bailar o hacer gimnasia o yoga. Si no hay acceso a internet, podemos poner música y bailar.
- Buscar juegos de mesa, cartas, karaoke.
- Aprovechar a ordenar los espacios de casa que siempre quedan “para cuando tenga tiempo”.
- Mirar videos y películas, especialmente las que nos hagan reír a carcajadas.
- Leer artículos que estimulen la creatividad.
- Realizar actividades de reciclado todos juntos.
- Pintar y dibujar. Las actividades manuales disminuyen el estrés.
- Meditar o hacer relajación.
- Limitar la exposición a canales de TV que brinden excesivos datos sobre el coronavirus, es decir, filtrar la información. Al recibir un video o audio de alguien, es importante preguntar cuál es la fuente, quién lo dice, quién hizo el video, antes de verlo o escucharlo, y si no es de una fuente oficial, descartarlo sin retransmitirlo. Esta recomendación ayuda a no contaminarse emocionalmente.
- Al ver televisión, películas o series, priorizar las comedias o lo que te haga reír.
Es importante acarar que cada persona debe sentirse en la libertad de adaptar estas sugerencias a su vida, sus costumbres, gustos e intereses.
La idea no es caer “en recetas psicológicas” para transitar estos momentos. Se busca no caer en los extremos entre el caos de la desorganización y el estrés de planificar absolutamente todo. El desafío es ser flexibles y a la vez organizados.
¿Cómo ayudo emocionalmente a los niños?
- Como medida general, transmitir información real y acorde al entendimiento y edad del niño o la niña. Responder sus preguntas luego de brindar información es importantísimo para disminuir la ansiedad.
- Los adultos somos los responsables de informar a los niños. No deje que la televisión cumpla esta función. El lenguaje de los noticieros no es apropiado para la salud emocional de los niños.
- Preguntarles cómo se sienten y qué piensan. Luego proponerles dibujarlo.
- Buscar en la memoria esos juegos que jugamos de niños cuando no teníamos internet.
- Explicar a los niños por qué es importante cuidar la salud entre todos será un gran aprendizaje para el resto de sus vidas.
- Que los niños quieran jugar todo el tiempo al “coronavirus” es algo absolutamente normal y muy saludable. Quizás quieran jugar al hospital, a estar encerrados, a la ambulancia, es importante que jueguen. Es la manera natural que tienen para procesar sus emociones y lo que están viviendo.
¿Cómo ayudar emocionalmente a los adolescentes?
- Brindar información clara y precisa, no deje que el adolescente tome como válido todo lo que se expone del tema en internet y la TV.
- Preguntarle qué siente y qué piensa.
- Motivarlo a realizar ejercicios.
- Hacer un esfuerzo para activar lo lúdico y lo creativo.
- Involucrarlo en las actividades del hogar.
- Si tienen internet, motivarlo a que use menos WhatsApp o cualquier otra red social que usa con sus amistades y que realice más videosllamadas.
¿Cómo cuido emocionalmente a los adultos mayores?
- Hablar del aislamiento es una medida muy efectiva. Escuchar sus quejas y sus miedos los aliviará notablemente.
- Si hablan mucho de la muerte, tenemos que escucharlos. Necesitan hablar de eso. Los ancianos generalmente hablan de la muerte y en estas situaciones es probable que quieran hablar todo el tiempo de eso.
- Si acceden a internet, se sugiere recomendarles videos, películas y lectura acordes a sus intereses.
- Estimular la realización de actividades manuales.
- Si no viven con vos, llamarlos todos los días.
- Si hay posibilidades de hacer videollamadas, mucho mejor. Si no, una llamada es más efectiva que un mensaje de texto. Escuchar la voz de nuestros seres cercanos nos ayuda a mantener la calma y los pensamientos positivos.
¿Cómo nos preparamos emocionalmente los adultos?
Haciendo todo lo anteriormente expuesto y además aprovechando para descansar.
Consideramos que los adultos tenemos la gran responsabilidad de cuidar emocionalmente a los ancianos, a los adolescentes, a las niñas y niños y, como si fuera poco, a nosotros mismos.
Es momento de frenar, de usar nuestros sentidos para permanecer en el presente, aquí y ahora, para disminuir el estrés y la ansiedad. Si nos centramos en el pasado o en el futuro, es muy probable que vayamos a sentirnos angustiados o ansiosos. Por eso recomendamos elaborar una rutina flexible para esta situación distinta de nuestra cotidianeidad.
El aislamiento puede ser una gran oportunidad para conectarnos través del cuidado mutuo y la responsabilidad social.
Los epidemiólogos, al hablar sobre el coronavirus, mencionan que tiene la característica de ser de rápida propagación. Las emociones también se contagian rápido. Por este motivo, la clave está en propagar actitudes positivas.
Esta guía fue elaborada por las licenciadas en psicología Micaela Bustos (Mat. 2715), María Alejandra del Campo (Mat. 1457), Nicolasa Domiján (Mat. 2801) y Cintia Romera (Mat. 1561).